Felipe Solá fue el primero en alejarse del oficialismo, amenazaba hace rato y finalmente cumplió: dice que acompañó al gobierno mientras “la gente” lo hacía, pero ahora que “la gente” se cansó, él también. Carlos Reutemann lo siguió alegando que “Cristina no cumplió con las expectativas de la campaña”. Con él se fue otra santafesina: Roxana Latorre. Poco después, los imitaron Juan Carlos Romero (senador salteño, ex gobernador y compañero de fórmula de Menem en la presidencial de 2003) y su coterránea Sonia Escudero.
Ahora parece que la cosa alcanza también a la Legislatura bonaerense: alrededor de una docena de diputados del FPV-PJ pasarían a alinearse con Solá. Sin embargo, el kirchnerismo asegura ser inmune: “Desde el tratamiento de la Resolución 125, a esos votos no los contábamos.” Agustín Rossi dixit. La oposición en cambio, anuncia que éste es el principio del fin.
A esto se suma el éxodo de varios gobernadores del radicalismo K, que ahora vuelven a ser radicales a secas, o se vuelcan al recién nacido cobismo.
De esto no hay mucho que decir: mientras Kirchner concentró poder, lo apoyaron y abrazaron la nueva ola “nacional y popular”; ahora que está en desgracia, si te he visto no me acuerdo. No hace falta ser muy purista o moralista, para sentirse espantado por el libro de pases del PJ. Sobre todo si vemos hacia dónde emigran estos cuervos...
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